El Valle del Caballo Rojo (Misterios Jake Conley Libro 2) - John Broughton
Traducido por Cecilia Piccinini
El Valle del Caballo Rojo (Misterios Jake Conley Libro 2) - John Broughton
Extracto del libro
York, 2020 AD
Jack Conley sentado en su sillón favorito, o para ser más preciso, el único sillón de cuatro en su salón que él podía considerar, repitiéndose un mantra para sí mismo- escucha la tranquila voz interior. Él era, no por definición, un recluso, pero prefería que lo dejaran solo para explorar su rica vida interior. Esto fue algo que se había vuelto más frecuente desde su triunfo con los medios de comunicación después del asunto del Agujero de Elfrid.
Por un año entero antes de esto, él pasó su tiempo no en contemplación, pero ocupado escribiendo si novela mejor vendida basada en la vida del Rey Aldfrith de Northumbria. El éxito comercial estaba garantizado antes que el tipeara la primera palabra en su computadora, gracias a sus hazañas en el pueblo de North Yorkshire de Ebberston, donde se localizaba la tumba del rey.
Dado que su mujer, Heather, una arqueóloga, conferenciante e investigadora de la Universidad de Leeds, llevó una vida dinámica y completa, Jake encontró que podía pasar la mayoría del tiempo del día hablando consigo mismo en su histórica casa de cuatro dormitorios. Él hablaba alto, como ahora, para obviar el silencio que lo rodeaba, pero también para clarificar sus complicados pensamientos.
“Nuestra visión de nosotros mismos está auto-centrada, entonces nosotros pensamos que merecemos más de lo que somos. La visión alternativa está basada en que nosotros creemos otras cosas de nosotros y se desinfla porque nosotros asumimos que otros nos juzgan más de lo que lo hacen. Nosotros frecuentemente nos preocupamos demasiado acerca de la opinión de terceras personas en vez de recalibrar nuestra propia visión.” Él suspiró e infló sus mejillas. “Si, ese es el problema, y yo necesito hacer algo activo. Si sólo tuviera una idea para otra novela para mantenerme ocupado. Pero no parece que la inspiración venga adentro. ¡Lo que necesito son unas vacaciones! Quizás podría visitar alguna interesante iglesia del país. Después de todo, mira lo que ocurrió la última vez que hice esto- ¡excepto que esta vez no quiero ser arrestado por asesinato!”
A lo largo del día, esta decisión se convirtió en una firma convicción. En efecto, él fue tan lejos como para investigar, interesantes iglesias en el área que él había elegido para una semana de vacaciones- el Cotswolds. Él amaba las cabañas con techo de paja y las piedras color miel de sus paredes. Todo lo que quedaba era convencer a Heather que ella necesitaba un descanso también.
Esa tarde, cuando ella pasó rápidamente por la puerta del frente, tan emocionada como de costumbre al regresar a casa con él, miró alrededor de la sala. Nada estaba fuera de lugar. Si ella no hubiera sabido que si marido había pasado el día en casa, habría supuesto que había estado fuera. Conociendo lo obsesivamente ordenado que era Jake, no se sorprendió cuando confirmó que había pasado todo el día en casa. Su compulsión obsesiva para poner todo en un lugar designado no le molestaba a Heather, cuyo propio trabajo, por su naturaleza, requería un orden meticuloso.
“¿Qué tal fue tu día?” preguntó ella.
“No tan mal. Un poco más introvertido en todo caso.”
La frente de Heather se arrugó en un ceño fruncido. “¿Por qué no saliste un poco? Es un adorable día de sol. Este deambular por la casa no es saludable.”
Él miró sus astutos ojos verdes y recordó el día que había conocido a esta mujer genial y bien posada; ella no había cambiado un poco. En todo caso, el matrimonio la había hecho más segura de sí misma.
“Como siempre, estás en lo cierto, mi amor. De hecho. Hoy he decidido alejarme por una semana. ¿Puedes persuadir a James para que te de un descanso? ¿O su señor supremo, el tiránico Profesor Whitehead, ¿lo rechazará de plano?”
“¿Después de lo que hemos hecho por su carrera? Estás bromeando. Lo tengo comiendo de ambas manos.”
“Está arreglado entonces. Tan pronto como te liberen, nos iremos.”
“¿Algún sitio en mente, o puedo elegir?” dijo ella, medio burlándose de él.
Jake parecía abatido. Era cierto que tendía a decidir por ella y reconocía que no era base para una relación respetuosa.
“Puedes elegir donde quieras,” dijo él con una expresión avergonzada que la hizo estallar en carcajadas.
“Entonces, ¿qué tienes en mente, oh maestro?”
“Perdón, Heather, yo sé que debería involucrarte, pero confieso que habiendo estudiado el área de Cotswolds. ¿Qué piensas?”
“Yo adoro el Cotswolds, y sólo fui una vez, con mis padres, años atrás, cuando mamá estaba viva.” Dejó caer la cabeza, y su ondulado cabello rubio rojizo cayó hasta cubrir su rostro. Ella frecuentemente se lo ataba en una cola de caballo, pero cuando lo usaba suelto como hoy lo complacía más.
“Buena razón para volver entonces; podría hacerte sentir más cerca de ella.”
Se mordió ante su irreflexiva grosería cuando vio una lágrima derramarse sobre su pómulo alto. “Lo siento, no quise decir…”
“Está todo bien. De vez en cuando… en cualquier momento, Cotswolds será encantador.”
“Grandioso, pensé en usar Bandury como base, pero si prefieres elegir el alojamiento. Tú tienes mejor gusto que yo en ese tipo de cosas.”
Ella sonrió con valentía y asintió, secando su rostro con un pañuelo de encaje. “Llamaré a James ahora.” El profesor fue tan servicial como ella suponía que sería, pero logró irritarla insistiéndole que quería ser padrino lo antes posible.
“Hay muchos lugares con vacantes en y alrededor de Banbury,” Jake apuntaba la pantalla de su laptop.
“Mejor en el pueblo. Más para hacer en las tardes.” Sus brillantes labios rojos formaron una perfecta sonrisa. “Hay una adorable iglesia del siglo X en Wootten Wawen. A solo treinta millas de Banbury.”
“No me engañas, Jake Conley, apuesto a que está llena de espíritus sajones.”
Jake rió. “Solo llevamos casados poco más de un año, y me conoces de adentro hacia afuera, esposa.”
“No hizo falta mucho ejercicio. Estás obsesionado con los Anglo-Sajones y el siglo X.”
“La iglesia de St. Peter, tiene una torre del siglo IX – sino anterior – y hay más, pero lo mantendré en secreto por el momento.”
Heather sonrió y miró desde la laptop sobre su hombro hacia su asiento en el escritorio. “Cada uno a lo suyo, si nos vamos a Banbury, podemos deslizarnos hacia Long Compton para visitar los Rollright Stones. Te gustarán.”
“Perdón, me tienes ahí, Heather.”
“¿Nunca escuchaste de ellos?” Ella entró en el modo de conferenciante de arqueología. “Hay un complejo de tres monumentos del Neolítico y de la Edad de Bronce en las fronteras de Oxfordshire y Warwickshire. Fueron construidos con piedra caliza oolítica local. Ahora se conocen como los Hombres del Rey y los Caballeros Susurrantes en Oxfordshire y la Piedra del Rey en Warwickshire. Son distintos en su diseño y propósito y fueron construidos en diferentes periodos del final de la prehistoria. El período de tiempo durante el cual se erigieron los tres monumentos atestigua una tradición continua de comportamiento ritual en suelo sagrado, del cuarto al segundo milenio antes de Cristo.”
“No estoy seguro de poder ir allí. ¿Hubo sacrificios humanos?”
“Podrían haberlo hecho, supongo.”
“Tú sabes, después de mi accidente de tráfico no puedo hacer frente a cosas así.”
“Me había olvidado por completo que sufres de sinestesia. No debería haberlo hecho, en realidad, después de todos los problemas que causó nuestra búsqueda de casa. Nunca sabré como encontramos una casa histórica encantadora sin que te dieras cuenta de algún evento horrendo hubiera ocurrido allí. Nunca lo sabré.”
“Bueno, esta casa es positiva. No te lo admití, pero fue el primer hogar de mis padres. Yo era pequeño, y tengo solo vagas memorias de esto. De cualquier modo, solo hay buenas vibraciones aquí. No es mi culpa que mi cerebro esté interconectado y que sea sensible a los fenómenos psíquicos. Después de todo, ha hecho nuestra fortuna, ¿no es así?”
Heather le frunció el ceño, preguntándose que más no le había dicho, pero forzó una sonrisa y dijo, “Bueno, yo voy a visitar las Rollrighy Stones. Aquí dice que están solo a trece millas de Banbury. Tu puedes ir cuando quieras. Solo espero que no provoques más guerreros asesinos en Wootten Whatsit.”
“Wooten Wawen. Y realmente no creo que sea posible, de lo contrario me quedaría de buena gana y me divertiría por aquí. Quiero decir, ¿qué podría pasar aquí?”
“Correcto,” la mandíbula de Heather se tensó y con voz decidida, dijo, “Voy a buscarnos un alojamiento superior. ¡Prepara tu tarjeta de crédito, compañero!”
Jake no tuvo objeciones a esto, y cuando ella completó su tarea al reservar una acogedora cabaña con techo de paja con dos dormitorios – “En caso que nos peleemos, puedo expulsarte de la cama,” bromeó ella – se hizo cargo de la computadora y comenzó a investigar el área, que fue cuando encontró un artículo titulado LA MALDICION DEL CABALLO ROJO- un relato a través de los siglos. Fascinado, comenzó a leer.
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